5 de julio de 2014

Capítulo 3 Parte 8: La Bestia de Nois.

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Era una habitación sumida en la completa oscuridad salvo por una antorcha perdida en las tinieblas que disipaba, con sus últimas fuerzas, las sombras del cuarto. Mërgim habló.

Mërgim: Felicidades por tu reciente victoria en la arena, Bestia de Nois. O debería decir, Baltazar de Nois.

Una voz se alzó desde la oscuridad.

Voz: Nadie me llama por ese nombre en mucho tiempo.
Mërgim: -dirigiéndose a Decorem-¿Puedes esperar afuera de este lugar? Tomará poco tiempo.

Decorem hizo un gesto afirmativo. Mërgim entró a la habitación con una antorcha en mano que brillaba más que la que estaba dentro. El cuarto ahora se encontraba completamente iluminado. Este estaba conformado solo un espacio vacío, sin camas ni sillas, y la antorcha que yacía sujeta en una de las paredes. Un hombre se encontraba en una esquina. Era de contextura corpulenta y llevaba puesto su armadura de combate a pesar de que este había ya terminado. Sostenía con sus manos el casco que llevaba en aquel momento y sus armas se encontraban al otro lado de la monótona habitación.

Mërgim: Hace 4 años si no me equivoco.
Baltazar: ¿Y tú quién eres y por qué usas esa máscara?
Mërgim: Deberías reconocerme por ella (se refiere a la máscara)... ¿o ya la has olvidado?

El hombre se sorprendió y se paró.

Baltazar: Oh, supe de ti y hablé de ti. La famosa... Dama de los Ojos Rojos.
Mërgim: Vaya nombre, me sonrojas-irónica-. ¿Y qué dicen las historias que tú cuentas acerca de mí?
Baltazar: Es como una historia de niños. Cumples destinos como si fueran deseos a pesar de que sean malos o buenos.
Mërgim: -sonríe-Salvo que no son historias de niños. Supiste que vendría.
Baltazar: Hace 6 años me dijeron que tenía un destino, que me encontraría contigo en Coliseo este año, en este mismo mes, en este mismo día.
Mërgim: ¿Y qué más te han mencionado?
Baltazar: Solo unas palabras alentadoras y la promesa de que mi vida cambiaría por completo.
Mërgim: Y no se han equivocado, "Aquel que lo perdió todo y busca".
Baltazar: Pero, ¿quién eres en realidad? Todos estos años que empeñé en esperarte, me han dado la curiosidad de saber.
Mërgim: No estoy en condiciones de decírtelo... no todavía, claro. Lo único importante ahora es que viajarás conmigo a Helia.
Baltazar: ¿Helia? Ese lugar ya no me necesita. Es una gobernación pacífica, sin conflictos. ¿Qué necesidad hay de volver?

Mërgim acercó su mano derecha y tocó el centro del tórax de Baltazar.

Mërgim: Veo tu destino, Baltazar. Eso incluye que puedo ver parte de tu pasado, presente y futuro que esté vinculado a este.
Baltazar: ...
Mërgim: Pero en estos tres tiempos, siempre tienes las mismas sensaciones: frustración, odio, miseria pero, por sobre todas las cosas, amor. Helia... y tu familia-se sorprende-, interesante.

Baltazar quitó su mano y con gesto serio, dijo:

Baltazar: Murió hace tiempo, cuando Helia entró en rebelión. Veo que no tienes tacto sobre la muerte de los demás.
Mërgim: Eso no lo niego en lo más mínimo. Yo perdí muchas cosas, cosas que hace tiempo significaron algo para mí. Pero Baltazar, un hombre no puede vivir del pasado para siempre. Un hombre debe vivir de grandes proyectos para que la vida deje de ser cruel, para que signifique esperanza. Ven conmigo, a Helia.
Baltazar: ¿Y luego qué?
Mërgim: Esto es una prueba de confianza. Si quieres saber más de mí... bueno, tendrás que seguir el camino que te he propuesto. Tu destino, mejor dicho.
Baltazar: ¿Y cuál es mi destino?
Mërgim: Poco puedo contarte. Eres "Aquel que por sus propias decisiones aquí se halla, aquel que, teniendo la oportunidad de abrir una puerta, por miedo la cierra".
Baltazar: ...
Mërgim: Sin embargo, ¿Qué ganas estando aquí?
Baltazar: ¿Qué arriesgo si te sigo?

Mërgim: Curiosa respuesta. Tu destino está en juego, siempre y en cualquier momento. Tienes un objetivo de mayor relevancia que estar en estos lugares. Corregiré mi pregunta de nuevo. ¿Qué función tienes aquí? Hacer divertir a las personas, entretener sus vacías vidas llenas de miseria con espectáculos sangrientos. Monedas de oro y una vida llena de riquezas y vacía de un sentido, de una misión. Yo te estoy dando un objetivo, una oportunidad, una razón para vivir que se te fue quitada hace tiempo en Helia.

Reformularé otra vez mi pregunta,

¿Irás conmigo?

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