13 de abril de 2014

Capítulo 3 Parte 6: Esclavos, mercenarios y hombres libres. (Especial 1er año del Blog)

Índice General
<<|~Capítulo 3~|>>?
Partes de este capítulo:
~Aun no organizadas hasta que el capítulo termine (Ver Índice General)~


Coliseo fue una vez un centro económico-político gigantesco desde la fundación del distrito Kayda. Pero, luego de que fuera removida como central de la corte de distrito y de que su capital fuera reemplazada por Isma Regel, provocó que perdiera influencia sobre el territorio.

Sin embargo, el golpe de gracia fue la Gran Secesión que prolongó su crisis y su caída casi total de una ciudad de prestigio y riqueza a la mala fama de ser llamada la "Ciudad de ladrones" debido a una inmigración del Este (el actual distrito de Páramos Perdidos) cuya mayoría formaban parte de los más bajos e infames estratos de la sociedad como delincuentes y criminales.

A pesar de haber caído tan bajo en robos y saqueos entre los años 186-189 d.G.C., las autoridades de Coliseo no se quedaron con los brazos cruzados y tomaron una decisión importante frente al continuo caos.


La "Pena Fugaz" no regía la gobernación por no haber grupos disidentes al Rey organizados. Sin embargo, aplicaron una ley un tanto similar y todavía más astuta que esta. El "Castigo del Esclavo" se llamaba. Funcionaba de la misma manera que la Pena Fugaz pero con una sola diferencia. He aquí un extracto:

"Toda persona, tal así sea extranjera o ciudadana, mujer, hombre o niño, que cometa un crimen contra Coliseo y/o contra su gente, será encarcelado y obligado a trabajar como esclavo para dar un servicio a la comunidad en compensación del daño provocado contra Coliseo y/o contra su gente durante un tiempo determinado dependiendo del crimen que se haya dado."

La ley, después de su promulgación, fue recibida como la única salvación y esperanza para Coliseo de la infestación y la decadencia. Y así, empezó la esclavización de muchos criminales y el inicio de una época de prosperidad y revalorización de la ciudad.

..."los traidores hacia el nuevo orden"...
Por ejemplo, antes, el Anfiteatro era un centro en donde se representaban obras de autores ilustrados y de filosofía profunda. Sin embargo, desde hacía años quedó inutilizada debido a un derrumbe, en el año 181.

Con la ayuda de los ahora esclavos, las autoridades de Coliseo comenzaron a reconstruir el antiguo Anfiteatro con suma rapidez. Año y medio después, cuando terminaron las obras, el Anfiteatro ya no era un edificio pequeño que se encontraba en el centro amontonado de la ciudad. Era un inmenso estadio de un tamaño que superaba el doble y hasta el triple del antiguo Anfiteatro. Las autoridades de Coliseo, entonces, decidieron reabrirlo bajo el nuevo nombre de: El Gran Anfiteatro con una nueva atracción para la población de Coliseo.

Esta atracción involucraba a aquellos esclavos que se consideraban reacios a trabajar y a servir a Coliseo y sus autoridades. Se los enviaban al Gran Anfiteatro, lugar en donde estos esclavos disidentes y los soldados de Coliseo, se asesinaban brutalmente entre ellos en un terreno de juego denominado arena mientras que una multitud los observaba aplaudiéndoles y hasta abucheándoles desde las gradas. Los esclavos eran considerados en la arena metafóricamente como "los traidores hacia el nuevo orden" y los soldados como "las fuerzas de Coliseo" que venían a impartir ese nuevo orden. Solo fue hasta el año 191 cuando los soldados dejaron de participar en las batallas.

A pesar de esto, Coliseo entonces, se había transformado en un atractivo para vendedores de esclavos y de armas, luchadores famosos y mercenarios de tierras lejanas pero sobretodo, apostadores. Esto daba entrada en el Gran Anfiteatro a un mundo de luchas de todo tipo (además de peleas entre esclavos) que le brindaba entretenimiento al público y ganancias a las autoridades.

En síntesis, Coliseo supo aprovechar la decadencia que obtuvo en sus días oscuros para reutilizarla en algo más productivo. Actualmente, a pesar de que la metáfora de la pelea eterna entre el esclavo, criminal y rebelde y el soldado justiciero haya estado vigente durante unos años, ninguno de los habitantes de Coliseo la recuerda en estos tiempos en donde existe una prosperidad y entretenimiento a costo de la vida de otras personas.

Antes de poder entrar al Gran Anfiteatro, Mërgim se quitó la máscara de doctor, mostrando su otra máscara de color blanco y negro. Se dirigió a Decorem.

Mërgim: Quítate la máscara. Los doctores de la peste jamás están cerca de grandes grupos de personas. Si entramos allí, puede que la gente sospeche de nosotros. Ten, cúbrete con esto y ponte la capucha.

Mërgim le dio vendas gastadas a Decorem. Esta hizo lo que dijo y se cubrió parte de su rostro con vendas. Mërgim, sin embargo, no se quitó la máscara blanca y negra. Decorem notó esto.

Decorem: ¿No sospecharán si usas eso?
Mërgim: Nadie lo hará. No todavía.

Llegaron a la entrada pagando dos monedas de bronce. No encontraron a ninguna persona alrededor más que dos soldados, que veían con rareza a los nuevos espectadores que llegaban, y un hombre, quién recibió el dinero de la entrada y llevaba una gran bolsa a su lado. Luego de esto, ambas entraron al Gran Anfiteatro sin problemas. (#)
(#) La estructura del Gran Anfiteatro comprendía de dos partes:
1) un sistema interior que se describía un conjunto de escaleras
grandes galerías que guiaban a las personas al segundo
sistema, 2) el sistema central donde se encontraban
las gradas y la arena. 
Recorrieron el sistema de escaleras hasta el piso más alto del edificio. Cuando entraron al sistema central para posicionarse en las gradas, vieron una imagen increíble. El coloso estadio, desde adentro, estaba lleno de miles de personas sentadas en un bullicio de voces desordenadas mientras que un espectáculo sangriento se estaba desarrollando en la arena. El lugar donde estaban Decorem y Mërgim era el más alto y más distanciado del Gran Anfiteatro en relación a la arena. Era el lugar más desfavorecido ya que no se podía divisar qué sucedía en el centro del estadio. Sin embargo, como la densidad de personas descendía a más lugares alejados en torno a la arena, proveía a Mërgim y Decorem de poder hablar en secreto mientras el público se encontraba distraído.

Mërgim: Ya han empezado la pelea.
Decorem: ¿Pelea?
Mërgim: Así es. Allí están peleando un esclavo contra un mercenario en la arena.

Decorem permaneció en silencio durante un momento en el bullicio.

Mërgim: ¿No vas a preguntar nada?
Decorem: ...
Mërgim: ...
Decorem: ¿Quién es el objetivo? No has parado de mencionarlo pero no me lo has explicado.
Mërgim: El objetivo no se encuentra a la vista todavía pero aparecerá en la cuarta batalla en la arena. Antes de esta habrá tres peleas contando la que se está desarrollando. En la primera batalla el mercenario vencerá al esclavo fácilmente. En la segunda, será entre un esclavo contra un mercenario y este último le cortará la cabeza clamando así su victoria. La tercera batalla tendrán los mismos participantes, un mercenario y un esclavo. El mercenario por supuesto, ganará en poco tiempo contra el esclavo y despiadadamente cortará sus extremidades. Luego de estas tres batallas, el objetivo aparecerá combatiendo a los 3 mercenarios que ganaron las batallas anteriores la cuarta.

En ese momento Decorem iba a decir algo cuando una voz proveniente de las gradas notables decía:

Anunciador: ¡Saders, el bárbaro ha acabado con Elfico, el esclavo con una victoria digna de la Trinidad!

Decorem, sorprendida, preguntó:

Decorem: ¿Cómo es que sabes los resultados?
Mërgim: Es simple lógica. Un esclavo nunca vencerá al mercenario.
Decorem: ¿Y si el esclavo tiene la oportunidad de vencerlo?
Mërgim: Jamás la aprovechará. Son inexpertos, carne cruda y escasos de libertad.
Decorem: ¿Qué tiene que ver la libertad a todo esto?
Mërgim: Un mercenario jamás será vencido por un esclavo por el hecho de que el primero es más libre que el segundo. Es cuestión de lógica como te he dicho.
Decorem: ¿Lógica? No entiendo.

Luego de que ella hubiera terminado de hablar el anunciador volvió a hablar:

Anunciador: ¡Xeneize, el salvaje ha ofrecido un tributo al público con la cabeza del esclavo, Zen! ¡Pronto empezará el tercer combate!

Mërgim: Así es. Un esclavo no tiene la libertad de decidir por sí mismo y qué hacer en el campo de batalla. Su destino está ligado a la decisión de otros que son más superiores que él. Ellos deciden su vida y son dueños de estos esclavos. Sin embargo, el mercenario es diferente. Su devenir y accionar está ligado a su propia decisión: la de elegir a qué persona deberá brindar sus servicios y experiencia a cambio de dinero. Pero de allí viene una cláusula, obviamente. Si él elige una persona a quién brindar sus servicios, y esta le paga periódicamente, el mercenario se convertirá automáticamente en esclavo de esa persona quien decidirá qué acciones deberá llevar a cabo. Él es una versión de un esclavo pero mejorada y más experimentada. Él puede decidir qué hacer en el campo de batalla porque piensa que todas sus acciones y medios son justificados si su fin es cumplir con la voluntad de su dueño temporal. Ahora te pregunto, ¿qué puede vencer a un mercenario si no lo puede hacer el esclavo?

El anunciador volvió a hablar:

Anunciador: ¡Sorprendente batalla! ¡In, el bruto ha derrotado a Perseo en el tiempo más corto de toda la competición! ¡El cuarto combate empezará dentro de unos momentos! ¡Saders, el bárbaro del norte; Xeneize, el salvaje de las tierras de Ov; In, el bruto! ¡Todos ellos, ganadores de los anteriores encuentros, irán contra el último contrincante, la Bestia de Nois!

Mërgim: Un hombre libre, Decorem.

La batalla estaba a punto de empezar luego de que el anunciador hubiera terminado. Independientemente de lo que veían Mërgim y Decorem, los tres mercenarios, como había predicho Mërgim, se encontraban en la arena esperando a su contrincante. Xeneize llevaba una guadaña como arma, Saders utilizaba una espada de doble filo e In, un hacha de guerra. No tenían armaduras puesto que confiaban de su fuerza para vencer la batalla. Poco tiempo después, una de las dos grandes compuertas de la arena se abrió y desde allí salió un hombre provisto de un escudo semicilíndrico (scutum), cuya parte inferior estaba provista de un borde dentado y afilado y un casco con penacho que tapaba por completo su cabeza. Era la mítica Bestia de Nois. Los tres contrincantes miraron despectivamente al hombre con suma confianza ya que no llevaba consigo arma alguna salvo por un objeto defensivo. El anunciador dio comienzo a la batalla y la Bestia empezó su carnicería.

El escudo era solo una distracción de lo que pretendía ser en verdad. Este era más liviano de lo que parecía verse. Ni bien el anunciador terminó de hablar, Bestia levantó su escudo y lo lanzó con fuerza y precisión en dirección hacia Saders (quien se encontraba más adelante y en la parte central del grupo de mercenarios) a la altura del cuello. El borde dentado del escudo impactó en la garganta del sujeto, impidiéndole respirar en un principio, posteriormente dándole un corte exacerbado en la garganta y acabando con su vida casi instantáneamente sin siquiera tener la oportunidad de morir descansando en el suelo sino arrodillado con el liviano escudo incrustado en su cuello como soporte.

Los dos mercenarios restantes se encontraban distanciados de Saders y atestiguaron su repentino final. Pero su sorpresa no los distrajo por mucho tiempo de la batalla actual ya que la Bestia de Nois había tomado la iniciativa y empezó a avanzar rápidamente. Se acercó a donde se encontraba el mercenario que había asesinado recientemente, pateó su cabeza para retirar el escudo que se había quedado incrustado y sacó la espada de doble filo que llevaba el ya fallecido. Luego de esto, se defendió de los ataques iniciales de In y Xeneize, quiénes se habían dirigido hacia él ni bien se acercó al fallecido Saders, con su escudo y su nueva arma. Empujó a Xeneize con su escudo en la izquierda hasta el borde de la arena evitando que su guadaña le cortase la cabeza. In, a su vez, atacó fervientemente al hombre con su afilada hacha de guerra desde la derecha. Sin embargo todos los ataques que ejercía eran bloqueados totalmente por la espada de doble filo. El bruto de las tierras de Nordía (In) no cabía en su comprensión de cómo podía aquel hombre estar atento de usar su escudo dentado en Xeneize a su izquierda y de poder defenderse de manera certera hacia la ofensiva a su derecha.

Una vez Bestia, empujando a Xeneize con su escudo, llegó precipitadamente a la pared de la arena, el salvaje de Ov (Xeneize) se golpeó la cabeza contra esta y recibió un puñetazo en su oreja izquierda, dejándolo aturdido. In aprovechó que la Bestia había soltado su espada para hacer esta acción y, con todas sus fuerzas, ascendió su arma hasta cierta altura sobre su cabeza y la descendió rápidamente en dirección a la espalda de su contrincante. Sin embargo, la Bestia supo las acciones de su enemigo, dio astutamente la mitad de un giro y se defendió del ataque mortal con su escudo dentado mientras que recogió su espada para cortarle los tobillos del mercenario. In perdió su equilibrio y cayó al suelo. No se podría levantar porque sus pies ya no formaban parte de su organismo, es decir, su contrincante los había cortado en seco. Sintiéndose impotente, In trató de levantar su hacha con su mano derecha pero la Bestia previó esta situación cortando su mano. El dolor que sobrevino fue tal que la Bestia, para acabar con su sufrimiento de perder tres extremidades, le cortó la cabeza a la altura de la mandíbula. Xeneize, aterrorizado, había observado esto mientras se hallaba aturdido. El hombre le dirigió una mirada severa y manchada con sangre. Xeneize se amedrentó y pidió indulto instintivamente. La Bestia, luego de haber visto su actitud, se acercó lentamente hacia él y le perdonó la vida no sin antes darle un fuerte golpe en la oreja izquierda que lo dejó inconsciente. El anunciador, triunfante, vociferó:

*Ordinem se refiere al orden de las
cosas, metafóricamente al equilibrio
entre la maldad y la bondad.
Anunciador: ¡La Bestia de Nois ha vencido nuevamente frente a sus retadores! ¡El Ordinem* se ha restablecido!

El público ovacionó al victorioso hombre armado quien levantaba su escudo dentado. Mërgim prosiguió su discurso hacia Decorem mientras tanto.

Mërgim: Un hombre libre es lo único que puede vencer a un mercenario. Tiene el poder de decisión más superior al de los dos. Decide para mantener su propia vida sin necesitar de dueños. Sin embargo, ese su mayor defecto. Al optar por una opción y no por otra, no es libre de volver atrás para cambiar esa elección. Es por eso que estos tres tipos de personas están vinculadas entre sí por algo lógico.
Decorem: ¿Qué cosa?
Mërgim: Todos ellos son presos de algo. El esclavo es preso de otros que lo dominan, el mercenario es preso del dinero y de aquellos que elige como dueños de su voluntad y el hombre libre es preso por sus propias decisiones.
Decorem: ...
Mërgim: Un hombre libre es nuestro objetivo. "Aquel que por sus propias decisiones aquí se halla y aquel que, teniendo la oportunidad de abrir una puerta, por miedo la cierra". Así dice el Oráculo del Destino acerca de la Bestia de Nois.

Mërgim se levantó de las gradas y se dirigió a la salida.

Mërgim: Vámonos, ya no es necesario permanecer en este lugar. El destino no puede esperar a ser cumplido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario